Salmo 29

Salmo de David.

El enfoque es el poder de Dios, el Señor; Señor se usa 18 veces, voz, 7 veces. El  ‘Señor’ es Yhwh, el Dios de Israel. Comentando el poder soberano (vs. 10) de Yhwh sobre el mar y las aguas (vss. 3,10) y una fuerte tormenta con relámpagos y truenos (vss. 7), el salmo deja ver que el Señor, Yhwh, el Dios de Israel, es superior a los dioses paganos, Baal, el dios de las tormentas, y Yam, el dios del mar (vss. 3,10).

vss. 1,2- Exhorta a los ‘hijos de Dios’ (se entiende en este caso que habla de los ángeles, seres celestiales) a dar gloria al Señor y a su ‘nombre’ que representa todo lo que Él es. Se les exhorta a postrarse ante Él en una expresion de reverencia y sumisión.

vss. 3-9 – Comentan la tormenta con truenos (la voz, vs. 3) que acompañan los relámpagos (vs. 7). El poder de la tormenta deja ver el inmenso poder de Dios. El salmo describe el movimiento de la tormenta pasando del mar, vs. 3, a las montañas grandes al norte de Israel, vs. 6, hasta el desierto al sur del país, vs. 8. Se repite la voz 7 veces en la secuencia. La voz es poderosa hasta hacer pedazos palos grandes, vs. 5, hacer mover la tierra, vs. 6, hacer retorcerse (como remolino) lugares desolados, y tumbar bosques, vs. 9.  La respuesta de uno a la voz de Dios es gritar, «¡Gloria!», vs. 1, 9.

vss. 10,11 – El Señor es el soberano Rey, presente y en control sobre el diluvio (tal vez un diluvio local, vs. 3, o el diluvio de Noé, Génesis 6-10, el único otro pasaje donde se usa esta palabra.) Ese mismo soberano Dios de poder, con voz que agita la naturaleza, es el Dios que puede dar fortaleza y paz a Su pueblo. El contraste es notable entre el tumulto de la tormenta poderosa y la bendición de paz que Dios da a Su pueblo.

Den al Señor (Yhwh), oh seres celestiales; (hijos de Dios)
   den al Señor gloria (esplendor) y fortaleza (majestad).
Den al Señor la gloria de su nombre;
    adoren prostrados al Señor en la magnificencia de su santidad.

La voz del Señor sobre la superficie del mar;
    el Dios de gloria truena;
    el Señor sobre el poderoso mar.
La voz del Señor es potente;
    la voz del Señor es majestuosa.
La voz del Señor parte los enormes cedros;
    el Señor hace pedazos los cedros del Líbano.
Hace brincar como terneras a las montañas del Líbano;
    hace saltar el monte Hermón como a un buey joven y salvaje.
La voz del Señor resuena 
    con relámpagos. (lanza ráfagas de fuego)
La voz del Señor hace temblar* al lugar desolado;
    el Señor sacude* el desierto de Cades.
La voz del Señor retuerce* los fuertes robles
    y desnuda los bosques.
En su templo todos gritan: «¡Gloria!».

10 El Señor sobre las aguas de la inundación** se sentó;
    se sienta el Señor como rey para siempre.
11 El Señor le da fuerza a su pueblo;
    el Señor bendice a su pueblo con paz.

*hace retorcerse, hace bailar, hace temblar

**’inundación- una palabra no común. Se usa aquí y en Génesis 6-11. Pero, el vs. 3 también habla de aguas.